Decimos de Dios, del que somos imagen, que es Amor. Y cuando miramos alrededor y vemos a los otros, soñamos con vivir desde la cordialidad de unos brazos que se estrechan, unos ojos que se comprenden o unas manos que se enlazan, lo entendemos mejor.
Esa es, quizás, nuestra raíz y nuestra esencia, nuestra más profunda fuerza, lo que a veces nos rompe, pero otras nos suben al Cielo.
A ti Emilio, querido Emilio, nuestro Emilio, el AMOR te ha subido al cielo, quizá mucho antes de lo que quisiéramos, de lo que es “normal”, pero has amado tanto, que tu corazón se ha desbordado…
Descansa en paz y llénanos con esa misma paz a los que en esta vida hemos participado de ese corazón: ¡tus padres, tu familia, tu pueblo, tu partido, tu gente!
En esta casa, la tuya, te echaremos de menos, mucho, hasta siempre!