Con Jesús, el Dios con nosotros, el mundo empieza a dar un vuelco, un cambio, y se hace posible lo imposible: lo estéril se cambia en fecundidad, la distancia no es obstáclo, la guerra da paso a la paz. Si Dios entra en nuestra historia, ¡cómo no ponernos en camino para encontrarnos, compartir, para hacer realidad un mundo nuevo!